La belleza entendida en una mirada. Un recorrido visual por el entorno. Una cajita de incienso, una cerilla, un cojín, una luz naranja, una colcha de circulitos verdes, unos pies que asoman, una pregunta, una sonrisa, una afirmación, un batido de frutas con leche de soja y un poco de azúcar, solo un poquito. Un capítulo, quizá dos, mañana el tercero. Un gato, no... dos. Esta vida. Ahora.

- ¿Cómo pudiste ver que me iba?

- Quizá por que fui yo el que me alejé.

- ¿Y miraste atrás?

- Cada segundo.

- ¿Volverás?

- Siempre he estado aquí.

Y cuadricular mil espacios, doblarlos a tamaño libro de bolsillo y deambular por las horas de otros pidiendo firmas en la primera página. Ojear las experiencias meses después y darte cuenta que si tuvieras el poder de retroceder elegirías justamente lo mismo.
Que lo que ha pasado va moldeando lo que eras y lo que serás parece sacado de un manual de historia por inventar y saber que vas a ser otra persona, mañana, quizá dentro de diez minutos.

Un cruce, trece segundos y mil cosas que tocar, que pensar, que imaginar. Falta de tiempo, si. Se echa de menos, si, a veces duele, otras veces tuve todo el tiempo y me convirtió en otra, quizá en lo que era antes de darme cuenta.

Los recuerdos cada vez más borrosos,

Solo trece segundos?